Los orígenes de esta raza son muy remotos habiendo quienes afirman que es el más antiguo de todos los perros de pastor franceses, mientras otros lo consideran descendiente del Pastor de la Brie. Puede decirse, que se trata de una raza autóctona que se formó en el curso de los siglos radicándose en los Pirineos, donde adaptó sus características al ambiente natural. En aquella región, vive en perfecta simbiosis no sólo con el hombre sino también con el Perro de montaña de los Pirineos. Mientras este último defiende a las ovejas de cualquier depredador incluso de gran tamaño, el Pastor vigila y conduce los rebaños por los terrenos más difíciles e inaccesibles. Su carácter particularmente vivaz y atento, ha hecho que también se le aprecie como perro de guardería y sobre todo de compañía, contribuyendo de este modo a su difusión fuera de su región e incluso, aunque más moderadamente, en el extranjero.